Dalszöveg
El grupo no duerme…
nadie dice nada
pero todo se sabe.
Dos y trece de la madrugada,
un meme flota y nadie va.
Ella en línea sin palabra,
él escribe y vuelve a borrar.
No se conocen la voz,
ni la piel, ni el lugar,
pero él sabe que algo cambió
cuando ella escribe “bien” y ya.
No se dicen nada en público,
pero el grupo lo notó,
cuando ella tarda en responder
él perdió la razón.
Y no es amor,
es control a distancia,
celos con Wi-Fi,
dolor sin cama.
Nadie se toca,
todo se reclama,
y aun así duele
como si fuera su casa.
ella no pregunta más,
pero mira el celular
cada vez que vuelve a entrar.
A ella le hablan por fuera,
él lo siente al instante,
ella se apaga de golpe,
él se vuelve distante.
El grupo sigue hablando
de política y de azar,
pero entre risa y risa
algo se acaba de quebrar.
No es amor,
es miedo compartido,
promesas sin cuerpo,
corazones en visto.
Un grupo encendido,
dos sueños heridos,
peleando por nada
como si fuera infinito.
Si algún día se ven
se cae la señal,
o no sienten nada
o duele de verdad.
Lo que nace escribiendo
no siempre sabe abrazar,
lo que vive en silencio
también aprende a sangrar.
Y no es amor,
pero insiste,
y cuando algo insiste
también sangra.
Siguen en línea,
nadie se va,
no por amor…
por costumbre nada más.
El grupo sigue activo.
Ellos también.
Nadie lo llama amor…
aunque se parezca bien.