los domingos en la cancha con resaca esperando milagros tirando centros al peraca a primera hora los alaridos del toño y su cua cua no éramos Maradona, ni careca, ni ná el espíritu del deporte era nuestro norte jugándonos enteros hasta el límite sin cortes corriendo y metiendo como dementes no era para cobardes, ni joyitas diamantes el triunfo es del que lucha y siente del que cuente como fuiste en ese campo inerte en que sufriste había una hinchada silenciosamente que criticaba y que no importaba sinceramente las trampas de arena en la catedral del kelo te llegaban mil patadas, y a veces salvaciones del cielo el Andrés y sus diadora, el piji y sus jet y el pato sin zapatos cada gol era un gel para el equipo de todos en el compromiso barrabases de aguante y triunfante equipo delirante y frustrante mojando la verde y metiendo como dolientes victorias generosas, derrotas ardorosas peleas armoniosas y copas presuntuosas las trampas de arena en la catedral del kelo te llegaban mil patadas, y a veces salvaciones del cielo Andrés y sus diadora, el piji y sus jet y el otro con zapatos al revés