Dalszöveg
El mundo gira, todo es un afán,
comprar, consumir, ¿dónde está la paz?
Nos venden sueños en un plástico,
y el tiempo se pierde, todo es efímero.
Millones de años en la tierra quedarán,
pero el plástico que usamos no se va,
un ciclo sin fin, la rueda da vueltas,
pero ¿quién se detiene a ver las huellas?
Nos piden que tengamos lo último, lo nuevo,
pero el precio es más alto de lo que vemos,
el planeta llora, sufre en silencio,
y nosotros seguimos, como si nada pasara,
presos del consumo, prisioneros del ego.
Niños en las calles, con sueños rotos,
presionados a tener los objetos.
El juguete más caro, el teléfono de moda,
pero el alma vacía, ¿qué es lo que acomoda?
La ansiedad crece, el deseo no termina,
es un vacío que nunca se llena,
no es el objeto, es la mirada perdida,
en la idea de ser, de tener, de aparentar.
Nos piden que tengamos lo último, lo nuevo,
pero el precio es más alto de lo que vemos,
el planeta llora, sufre en silencio,
y nosotros seguimos, como si nada pasara,
presos del consumo, prisioneros del ego.
¿Y qué pasa cuando ya no hay más que comprar?
Cuando el tiempo no puede ser regresado atrás,
cuando el aire ya no tiene más para dar,
cuando el ruido nos ahoga y no podemos respirar.
Nos piden que tengamos lo último, lo nuevo,
pero el precio es más alto de lo que vemos,
el planeta llora, sufre en silencio,
y nosotros seguimos, como si nada pasara,
presos del consumo, prisioneros del ego.