Dalszöveg
"En el Café de los Recuerdos"
(Verso 1)
Te veía cada día en el Kel Edén,
un café en la terraza, como si nada.
Ese misterio en tus gafas oscuras,
me atrapó en silencio, como una locura.
Nos peleábamos sin razón, tú me decías “berrinchuda,”
y yo te respondía “peleón” con ternura oculta.
Sin quererlo, me volví a ti,
como el sol que encuentra su raíz.
(Pre-coro)
Y aunque me hacía la fuerte, no podía evitar,
sonreír cuando te veía llegar.
Mi corazón saltaba sin razón,
y yo sin saber que eras mi perdición.
(Coro)
Ay, Manuel, en tu mundo prohibido,
me dejaste el amor como un suspiro.
Eras mi todo, mi pasión y mi paz,
y aunque te fuiste, nunca te irás.
(Verso 2)
Una tarde oscura en la playa me llevaste,
me soltaste reproches y palabras al aire.
Pero entre quejas y miradas sinceras,
nos encontramos, sin fronteras.
Tus manos en mi piel, tus labios en mi ser,
fuimos uno bajo la luna, sin nada que perder.
Y yo, perdida en tu amor y deseo,
me entregué a ti, sin miedo y sin freno.
(Pre-coro)
Nos besamos como si el mundo acabara,
sintiendo que nada nos separara.
Pero tu vida en sombras nos llamó,
y ese adiós en silencio todo lo apagó.
(Coro)
Ay, Manuel, en tu mundo prohibido,
me dejaste el amor como un suspiro.
Eras mi todo, mi pasión y mi paz,
y aunque te fuiste, nunca te irás.
(Puente)
Con lágrimas en los ojos lo entendí,
tú eras peligro, y yo era solo aquí.
Me diste un beso, me soltaste en el viento,
y yo, rota, guardé cada momento.
(Coro)
Ay, Manuel, en tu mundo lejano,
te guardo en mis sueños, en mi mano.
Eras el amor que no pudo ser,
un susurro eterno en mi piel y mi ser.
(Outro)
Así me quedo aquí, en el café de los recuerdos,
buscando tu risa entre los espejos.
Y aunque no estés, siempre serás,
mi amor imposible, mi eterno jamás.