versos y humo

En el bar de la esquina, donde el humo es la rutina, te encontré entre copas y desvelo, como un ángel caído del cielo.
Tu risa era una melodía rota, el vino manchando nuestra derrota, y en cada beso robado al azar, escribimos versos que no nos van a juzgar.
Que no quiero otra noche sin tu abrigo, ni más madrugadas sin tu abrigo, porque en tus labios encontré el destino, perdido entre el humo y el vino.
Eres mi ruina y mi salvación, la musa de cada canción, y aunque el amanecer nos encuentre solos, te juro que no hay amor más hermoso.
Que las estrellas sean nuestras guías, mientras perdemos y ganamos la partida, porque en tus ojos veo el infinito, y en tus caricias, el grito que necesito
Dame otro sorbo de tu risa, mientras la noche se desliza, y aunque el futuro sea incierto, no hay momento que prefiera que este encuentro.
Sigamos cruzando miradas furtivas, perdiéndonos en caricias y sigilosas misivas, porque el amor que vivimos sin promesas, es el que deja las heridas más hermosas.
Bailamos al ritmo de nuestras penas, sin importar qué nos depara el tema, y aunque el amanecer nos sorprenda al filo, juntos somos fuego en el asilo.
Quiero ser el verso en tu piel grabado, el suspiro en tus labios sellado, y aunque se nos acabe el tiempo y la fortuna, nuestro amor será leyenda en la luna.
Entre las sombras y la bruma, se dibuja nuestra fortuna, y aunque el tiempo sea un ladrón, cada segundo contigo es una canción.
En tu sonrisa encuentro mi paz, en tus brazos la dulce calma tras la tempestad, y aunque el mundo nos dé la espalda, seguiremos bailando hasta el alba.
Que no quiero otra noche sin tu abrigo, ni más madrugadas sin tu abrigo, porque en tus labios encontré el destino, perdido entre el humo y el vino