Corazón apretado, ¡Ay, cuánta presión! Futuro ambiguo, ¡Ay, cuánta indecisión! Apostando la muerte o el amor, Dejándola en manos de mi dolor. Comenzará añejar aquel vino, Y aceptaré sea cual sea mi destino. Cuando se añeje prueba la degustación... Piedad, sonríe para darme más ilusión. Ilusión que batalla pena del corazón, Que irrumpe sueños y en mi salvación. Vuélvete alcohólico de su raro sabor, Antes de pudrirse por el descuido. Déja que al menos el tiempo añeje, Para poder leer tu corazón algún día. Esperaré con ansias aquel lindo día, En que la adultez llegue y me aconseje.