Aquí tienes Aquí tienes una versión corregida y adaptada: ¿Qué crees que pasaba si se olvidaba de sus cosas todo el tiempo? “No olvides lavarte las manos antes de comer.” “Tranquila, no lo olvidaré,” respondía la pequeña llama. Pero adivina qué, nunca se lavaba las manos. “No te olvides de cepillarte los dientes,” le decían. “No lo haré,” decía, pero al final se olvidaba y no lo hacía. “¡No saltes en los charcos ni en el lodo!” “Tranquilo, no lo haré,” decía la pequeña llama. Sin embargo, brincaba en todos los charcos que encontraba y se llenaba de lodo de pies a cabeza. A la pequeña llama le gustaba que le dijeran qué hacer, pero siempre hacía lo contrario. Un día, decidió recoger todos sus juguetes y guardarlos en su lugar, sin que nadie se lo pidiera. “No te comas las verduras,” le dijo su hermano. Pero en lugar de eso, se comió todas sus verduras y hasta repitió. Saber escuchar lo que nos piden nos hace sentir muy bien. Así que la pequeña llama entendió que escuchar y hacer lo que nos piden también puede hacernos sentir bien.