Creces, como la mala hierva, por los rincones que te dejo. Te alimentas de una cordura, que no es cuerda, ni de lejos. Vienes y vas como el invierno. Cuando duermes conmigo, lo haces con un ojo despierto. Recuerda mi vida, recuerda y lo siento. De todas las mentiras, todo era cierto. No es tiempo de puñaladas... O tal vez, no habrá otro tiempo. De vengar las afrentas, como en los viejos momentos.