Lyrics
Cada uno a lo suyo. Dios a otras cosas. Los drogadictos al orgullo. Los depresivos a casa.
Sale el sol por la mañana, todo el mundo lo espera, pero sabemos, en el fondo y en ausencia, que es la noche la que queremos que venga, con sus faltas de respeto y sus faldas cortas, ojeras en espera. Los bares que cierran, la anécdota hortera.
Quise ser el rey del precipicio y casi me cuesta la juerga. No vengo a dar consejos ni a decir que no viváis, pero si decidís el precipicio, asumid la hostia como algo fácil de lograr.
Cada uno a lo suyo. Dios a otras cosas. Los drogadictos al orgullo. Los depresivos a casa.
Cuarenta y siete años, más loco que borracho, más trastornado que cualquiera, más brillante que la bola de oro que os creéis que os espera. Dos veces desahuciado, el mundo estuvo y se fue de mi mano. No cabrones, no soy distinto a otro, simplemente me cansa siempre hacer lo mismo.
No creo en microbios que tejen ropas de muchos demonios, ya me entendéis, si un abrigo que cubre vale un millón, algo en el mundo anda mal a parte de yo.
Cada uno a lo suyo. Dios a otras cosas. Los drogadictos al orgullo. Los depresivos a casa.
Descuidados, cuando volváis a casa no os dejéis la puerta cerrada. Que este agudo subnormal no sabe de puertas, pero mucho de como entrar.