Muertos en las ruedas resistiendo hasta que puedas vidas en la carretera, y hombres perdidos, en distinta era éramos niños recogiendo recuerdos en los campos de esta ausencia al son de las fotos de paisajes despojados cuando vivimos enojados. el tibio asomo del cariño de lo que fue ese niño de antes el polvo, que entra a las tumba del rey de los vates, lánguido Neruda cautivo del desamparo, de la sombra y el descaro del destierro, y de su no entierro, del vivo y sus palabras, convertidas en un negro fierro remembranza de ese día en que tu madre te acariciaba, te daba la medicina...y sanabas. del perro corriendo tras tuyo en el campo sin trabas del rio de cristal bañando tu cuerpo en los veranos inocentes y de Cecilia floreciente de una noche de calor siendo testigo de ese naciente amor pero la alquimia cambio eso y ese lejano verano, la visión se marcharon las magnolias que decoraban el mantel de mi abuela y su atención y solo quedó una voz que murmuró de aquello, que se escondía en esta ciudad que dormía mas no pido, solo que el tiempo siga su curso y sonría y ese tiempo siga llevándose esos veranos de sandalias y estropajos del rostro dulce de mis amigos y mis hermanos. de la piel desnuda y tendida en la arena sin reparos de esos campesinos comunistas que te saludaban al pasar y que como un buen mortal sean siempre a los que más extrañemos, recordemos y amemos.