En la isla del alma brillante, viento y olas danzan en calma, la soledad se vuelve amante, mi corazón busca su palma. Navego en mares de sueños, donde el eco es mi fiel amigo, la esperanza florece en pequeños, y el tiempo me abraza en su abrigo. Así en la lucha hallaré mi ser, como Noland, ¡voy a renacer!