Testi
En un rancho lejano nació un buen hombre,
con sueños y anhelos, siempre en su mente,
pero la vida lo empujó a la frontera,
donde el sol quema y el viento hiere.
Dejó a su familia, su madre querida,
con la esperanza de darles una vida,
cruzó ríos y montes sin temores,
el corazón fuerte, sin llanto en sus ojos.
Ay, migrante valiente, que cruzas el desierto,
tu alma en la lucha, tu destino incierto.
Desde lejos lloras, pero sigues andando,
por tu gente y tus sueños vas siempre avanzando.
La frontera es un muro de acero y dolor,
pero no hay obstáculo para el trabajador,
con manos callosas y rostro cansado,
pero con fe en su alma, nunca derrotado.
Trabajó en el campo, levantó su cabeza,
envió lo que pudo, siempre con firmeza.
Aunque el camino fue largo y sufrido,
la esperanza lo lleva, siempre convencido.
Ay, migrante valiente, que cruzas el desierto,
tu alma en la lucha, tu destino incierto.
Desde lejos lloras, pero sigues andando,
por tu gente y tus sueños vas siempre avanzando.
El tiempo pasó, y al final regresó,
pero el hombre ya nunca fue el mismo, no,
aunque su tierra abrazó con cariño,
el recuerdo de la lucha vive en su camino.
Ay, migrante valiente, que cruzas el desierto,
tu alma en la lucha, tu destino incierto.