En lo profundo no hay nada que no sea sorprendente. Y sin embargo bajamos tan a poco, y pocas veces. Acomodamos el pulso a la presión de la rutina. Nos distanciamos del fondo y del origen de los días… … y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos. Nos olvidamos del sentido de la Vida, del propio barro, del primer atardecer… Y amontonamos un sinfín de tonterías, buscando en lo que creer. En lo profundo no hay nadie que no sea diferente, pero a menudo mostramos sólo aquello que no duele. Desdibujados detrás de multitud de vanidades… Tristes, sin sueños, ajenos al Amor… superficiales. …y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos. Nos olvidamos del sentido de la Vida, del propio barro, del primer atardecer… Y amontonamos un sinfín de tonterías, buscando en lo que creer. En lo profundo no hay nada que no sea sorprendente…