Es veintidós, tu fecha señalada. Amanece un día con signos de tu sombra. Me arrasa un soplo… un soplo de deseo inasible, en una espera de que tus aires impacientes ahoguen otros aires, otras aguas, otras miradas. Tu nombre es el eco de su nombre, y la luz ya no se estrecha al pronunciarte. Eres la imagen un día inventada que ahora luce en cada uno de mis ramales. Eres ya tanto… Eres ya tan todo… Mis pasos ya no son los mismos pasos. Me laten las manos de solo tocar el hilo de tu piel, que es sangre de mi sangre. Los días entrecortados se paran, porque tú paras el tiempo, y aún no lo sabes. Te presiento en mis ojos, en mi pecho, en mis brazos. Eres calma en un mar de espumas, donde las gaviotas aletean tu nombre. Eres casa y vergel. Eres río y cascada. Eres pájaro y delfín. Eres candil, y luz, y vasija y agua. Eres… y ni siquiera lo sabes. Es veintidós y atardece un día con signos de tu sombra. Es veintidós, tu fecha señalada