Beto tienes 17 años, la vida pasa rápidamente. Aún recuerdo el día que llego a mi vida y me hizo papa por primera vez. Su llanto me estremeció, Gaby le habló y el la escuchó, la escuchó. Le di su primer balón y nunca mas lo dejó. No paraba de patear, los domingos al parque lo llevaba a jugar. A los 2 empezó a entrenar, se le notaba que no iba a parar, esa zurda no tardaba en destacar. Corría por el balón que no paraba de rodar, pero un día de portero amaneció y a atajar aprendió. Pero ese no era su destino, su destino era el gol. Y al pasar de los años se convirtió en el mejor. Y yo siempre a su lado, siempre lo voy a estar. Podrá pasar el tiempo y para mí siempre serás mi corazón, mi Beto. Al pasar del tiempo te formaste en Ángeles, una etapa maravillosa pero tu esfuerzo dedicación te llevo a fuerzas básicas de tigres y el éxito llegó. Hoy mi sueño se volvió realidad ahora juegas para la UDEM otro logro tuyo y solo tuyo. Y que mejor aun jugando con tu hermano. La vida seguirá y el futbol siempre será parte de tu vida y hoy en día corres por el balón que no para de rodar, porque tu destino es el gol. Esos goles de la vida que ya te esperan para un futuro exitoso y prometedor. Mi Beto, mi corazón.